Por: CRISTINA DA COSTA
Existen actualmente en América Latina, según datos de la Unión Romaní Internacional, cerca de un millón y medio de Gitanos, de los cuales nos ochocientos mil viven en Brasil. A pesar de este considerable número, en la mayoría de ellos no se ha despertado la necesidad de afirmarse como pueblo. Muchos ocultan su origen, y otros prefieren afirmar de forma romántica que “mientras haya una estrella en el cielo, habrá Gitanos en el mundo”.
Ese ocultarse, bien lo sabemos, viene de los prejuicios que ha habido contra este pueblo a lo largo de "la Historia" y en los más diversos países. Brasil no fue diferente.
El primer Gitano que llegó a Brasil fue Joao Torres, en 1574, quien había sido expulsado de Portugal. A éste le seguirían muchos otros, y a todos les acompañaba el estigma de la persecución de que habían sido objeto en toda Europa. En Brasil se sucederían edictos, leyes y decretos que buscaban controlar a los Gitanos: reglamentación profesional, de morada, prohibición del uso de sus trajes típicos y del uso del romanó-kaló, la vieja prohibición de ser Gitano.
Durante los siglos XVI y XVII los Gitanos fueron extendiéndose por todo Brasil, principalmente por los estados de Río de Janeiro, Sao Paulo, Bahía, Minas Gerais y Pernambuco. A partir de 1808, con la llegada de la familia real portuguesa, hubo una gran leva de Gitanos, que en la corte de Joao VI en Río de Janeiro ejercían como artistas para el entretenimiento de las fiestas del rey, herreros y merinos (oficiales de justicia). Así pues, los Gitanos fueron los primeros oficiales de justicia del país, y muchos del grupo Kalón aún ejercen hoy esa profesión en el Forum de la ciudad de Río de Janeiro.
Resulta interesante observar que no de los más famosos organizadores de las fiestas de la Corte era el Gitano Conde de Bofia, que hoy da nombre a una calle de esta ciudad. Hasta entonces sólo legaban a Brasil Gitanos venidos de Portugal y, más raramente, de España (los Kalóns). A partir de 1882, con la independencia de Brasil, llegarían los Rom (no ibéricos).
Pluralidad de grupos Gitanos
La división por grupos que mejor refleja la realidad de la presencia de los Gitanos en Brasil es la siguiente:
1.Rom:
- Kalderash: Es el subgrupo más prestigioso de Brasil. Son caldereros y algunos logran ascender económica y profesionalmente.
- Khorakhane: Originarios de Grecia y Turquía.
- Macwaia: Los que más niegan su origen Gitano entre los Gitanos de Brasil.
- Rudari: Provenientes principalmente de Rumania.
- Lovara: Está en franco retroceso en Brasil, y se autodefinen como emigrantes italianos.
2.Kaló:
- Gitanos ibéricos: En Río de Janeiro y Sao Paulo se identifican como emigrantes portugueses y españoles y en su mayoría son comerciantes, taxistas y, unos pocos, universitarios.
Estructura social
La situación de los Gitanos en Brasil es la misma que en otros países del mundo: prejuicios de los gadye (payos), que comportan a veces pérdidas sucesivas de sus rasgos culturales. El ya fallecido Juscelino Kubitscheck de Olivera, uno de los más importantes presidentes del país (1956-1960), nunca delató su origen Gitano.
Los nómadas son minoría en Brasil y se encuentran bastante marginados. Son los que más sufren los prejuicios de la población local donde acampan, pues sus barracas, caballos y trajes les identifican de inmediato como Gitanos. Los hombres viven del comercio de caballos y, a veces, del de automóviles viejos, del arreglo de utensilios de cocina y de la artesanía del cobre. Las mujeres viven de la quiromancia: van por las calles ofreciendo su lectura de las líneas de la mano.
El brasileño es en pueblo extremadamente místico, debido a la fuerte presencia en su estructura social de afrodescendientes e indígenas, pueblos ambos que cultivan estas prácticas milenarias. Es por esta vía por donde los Gitanos encuentran con cierta facilidad la forma de penetrar en la sociedad brasileña. Entre los nómadas, los matrimonios son previamente concertados y los novios se casan siendo todavía adolescentes (doce años para las chicas y quince para los chicos). Hoy en día, sin embargo, existen bodas mixtas entre los nómadas.
En relación a sus muertos, los nómadas tienen la costumbre de verter bocanadas de vino en la fosa donde depositan al difunto, así como de volver siempre al lugar donde su antepasado fue enterrado. Les encanta bailar y cantar, pero su arte musical está bastante mezclado con los ritmos de las ciudades del interior del Brasil. Los que se encuentran ya sedentarizados consiguen, a pesar de haber dejado de lado el nomadismo desde hace varias generaciones, mantener algunas tradiciones de sus antepasados europeos.
Variadas profesiones
Los Gitanos del mismo grupo procuran habitar en el mismo barrio, en casas próximas o en el mismo edificio. Van siempre juntos por las calles y se encuentran en grupo en las plazas de las ciudades. Entre ellos hay abogados, médicos, comerciantes de tapices y de automóviles, dueños de circos, industriales, profesores, músicos o cartomantes, es decir, que ejercen las más variadas profesiones. Su comportamiento es muy igual que el de cualquier otro ciudadano brasileño común, pero con la excepción de que en sus casas habitan por encima de todo Gitanos.
Los casamientos se conciertan siempre antes --rarísimamente se casan con miembros de fuera de su raza-- y duran tres días. El segundo día, una vez comprobada la virginidad de la novia, los padres de los novios rasgan sus camisones en medio de cantos y bailes, mientras la familia de la novia empuña orgullosamente el camisón ensangrentado en señal de júbilo.
La música de los sedentarios, tanto del grupo Rom - a base de violín - como en el grupo Kalón - a base de violón acompañado de palmas: el flamenco no difiere mucho de la de los Gitanos europeos. De esta forma, los Gitanos sedentarios brasileños convierten en una cuestión de honor el hecho de mantener su tradición musical.
El pomana, ritual de los antepasados, se realiza en Brasil tres días después del fallecimiento de la persona y se repite después de cuarenta y un días, seis meses y un año después, cuando tiene lugar el fin de las celebraciones. Esta ceremonia debe tener lugar siempre en sábado y a ella acuden parientes y amigos del muerto venidos de todas partes del país.
Fiestas religiosas
Los Gitanos tienen sus propias fiestas religiosas, basadas en la santa protectora de determinadas familias. En este sentido hacen la slava, ceremonia en la que homenajean a una santa y sirven un banquete. Amigos y parientes bailan alrededor de la mesa. Esta fiesta debe tener lugar siempre antes de la muerte del patriarca de la familia; después de su muerte, el hijo más joven estará obligado a continuar la fiesta hasta que tenga un hijo. En cuanto a la religión hay Gitanos católicos, protestantes, espiritistas y ortodoxos, y frecuentan las más diversas iglesias. Sin embargo, en sus casas conservan prácticas místicas como la quiromancia, la cartomancia o la lectura de la suerte en el juego de las monedas. Por su semejanza a Sara, a Kali, por lo que respecta al color de la piel, los Gitanos brasileños rinden culto, entre otras, a Nuestra Señora Aparecida, que se festeja el 12 de octubre. También a San Jorge, a San Nicolás o a Santa Bárbara. Si bien no se puede hablar de una religión Gitana, sí puede afirmarse que los Gitanos tienen un sentimiento de la religiosidad muy fuerte.
En cuestiones económicas, las separaciones de casados y demás situaciones son resueltos por el padre de familia, por el líder del grupo o, en casos extremos, por la Kriss Romaní o Consejo de Justicia Paralelo, compuesto por los Gitanos más ancianos y respetados. La mayoría de los Gitanos no permite que sus hijos frecuenten la escuela durante mucho tiempo. En este sentido, en relación con los nómadas, la Pastoral de Nómadas de Brasil realiza un excelente trabajo, liderado por el padre italiano Renato Rosso, quien bautiza, alfabetiza y casa a las personas de los grupos que lo desean. Por lo que respecta a los sedentarios, muchos alegan que la enseñanza de los gadye nada tiene que ver con la visión del mundo de los Gitanos y afirman acabará alejando a los jóvenes de la tradición. Creen que sólo es necesario que sus hijos aprendan a leer, escribir y tener algunas nociones de matemáticas “para no ser engañados por los gadye (payos)”.
Minoría en la Universidad
Una minoría, sin embargo, ha accedido ya a la universidad y ve los estudios y la mejora intelectual como la única salida del pueblo Gitano para la supervivencia en la sociedad mayoritaria. Folclor aparte, el Gitano se organiza en este final de siglo XX con el objeto de mantener sus tradiciones; de lo contrario, en algunos años, será un pueblo apenas recordado por la literatura, el cine, la música o la memoria de las personas.
Desde hace mediados de la década de los ochenta del siglo XX existe en el país el Centro de Estudios Gitanos de Brasil (CEC), que intenta mostrar la realidad del pueblo Gitano en este país, por medio de conferencias, vídeos, entrevistas a periódicos y emisoras de radio y televisión, publicación de libros y presentaciones musicales. De esta forma, se pretende fortalecer la identidad cultural Gitana haciéndoles convivir con la realidad que los circunda. El CEC está presidido por el Gitano Mio Vacite, violinista de profesión. En mayo de 1989, el CEC consiguió que el prefecto de Itaguaí (municipio del estado de Río de Janeiro), cediese un terreno a los nómadas que pasan por allí frecuentemente y que a veces encontraban dificultades para acampar. Esperamos que otros prefectos sigan el ejemplo.
Hay mucho que hacer, puesto que el CEC no está afiliado a ninguna entidad gubernamental y no cuenta tampoco con la ayuda de particulares. Todo ello teniendo en cuenta que estamos en un país del Sur. Pero lo que se espera es que cada vez más Gitanos brasileños se conciencien de la necesidad de este movimiento para su supervivencia como pueblo en Brasil.
Tomado de: I Tchatchipen. No. 13. Enero–Marzo–Diciembre. 1996. Barcelona.
Bibliografía
CRISINA DA COSTA. Povo Cigano. Río de Janeiro. Edición de Autor. 1986.
CRISINA DA COSTA. Os Ciganos continuam na estrada. Río de Janeiro. Edición de Autor. 1989.
MELO MORALES FILHO. Os Ciganos no Brasil. Sao Paulo. VSP. 1981.
ATICO VILAS-BOAS DA MOTA. Os Ciganos do Brasil. Río de Janeiro. FGV. 1984. En: El Correo de la UNESCO
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